Una comparativa de la CES muestra que el alimento internacional sube 3,5 veces más que los salarios en Europa, 5 veces más si miramos solo a España
La pizza sube en España 5 veces más que los salarios. Más que la media europea, donde la diferencia es de 3,5 veces. Con este resultado, la CES quiere llamar la atención sobre la pérdida de poder adquisitivo con respecto a la compra de alimentos, comparando los salarios con un alimento internacional, cotidiano, fácilmente medible en todos los países.
Para ello, la Confederación Europea de Sindicatos ha seguido el aumento del precio de la pizza durante todo 2022. Un indicador que puede encontrarse en todos los territorios y que la CES pone como ejemplo de la inflación alimentaria. Los alimentos son, a nivel europeo, el segundo máximo culpable de la inflación, tras la energía. En España, sin embargo, la cesta básica es el grupo que más sube.
Esther Lynch, secretaria general de la CES, advierte de que “hay que dejar de especular con los precios de los alimentos y ofrecer a las personas trabajadoras un aumento salarial. La inflación en la cadena alimentaria no obedece únicamente a los problemas de suministro internacional, sino que estos son una excusa de las multinacionales para aumentar los precios. Es inaceptable que muchas grandes empresas de la industria y distribución agroalimentarias estén celebrando beneficios históricos al mismo tiempo que ahogan con los precios a los hogares europeos. Es tiempo de que los políticos frenen esta espiral inmoral de beneficios”.
España, entre los diez países con más diferencia entre alimentos y salarios
Dentro del estudio pizza vs salarios de la CES, España sale especialmente mal parada. Eslovenia lidera esa diferencia de velocidad entre la subida de los alimentos y los salarios (9 veces mayor la de la alimentación), pero España está entre los diez países con mayor desequilibrio. Es, de hecho, el 5º, empatado con Holanda. Además, tiene una de las subidas salariales más bajas de la lista: 2,9 %, solo por delante de la propia Eslovenia (2,5 %) y Suecia (2,8 %). Obvia además decir que Suecia, donde suben los salarios casi tanto como en España, tiene un punto de partida muy por encima que la media salarial española.
Y, mientras los sueldos suben menos del 3 %, la pizza se ha incrementado en un 14,6 %.
En el otro extremo, el país más equilibrado es Luxemburgo, donde la inflación de alimentos es 1,5 % de la subida salarial.
Los salarios han subido más en Centroeuropa y Europa del Este, liderados por Bulgaria (15,2 %) y Hungría (14,5 %); Letonia, Lituania y Polonia, todos ellos con el + 10,9 %.
Los salarios, la prioridad para España
“Los salarios deben ser la máxima prioridad en cuanto a derechos laborales en España. Partimos de salarios bajos, tenemos una subida media irrisoria y luchamos contra una inflación altísima que, además, se ceba con los productos más básicos. La subida del SMI es positiva, pero insuficiente. Para cumplir con el 60 % de la media salarial, el salario mínimo debería situarse en los 1.219 euros mensuales“, insiste Joaquín Pérez, secretario general de USO.
Además, Pérez pide “no hacer demagogia con que la subida del SMI provoca despidos. Subir el SMI lo que provoca es dignidad”.
El secretario general de USO tiene claros esos efectos positivos: “reduce la desigualdad social, que ha crecido en los últimos años fruto de las ganancias desorbitadas de unos pocos frente a la crisis de la mayoría; fomenta el gasto, el ahorro y la inversión; y, además, provoca que los sueldos inmediatamente superiores también crezcan. Salvo casos especiales, de negocios que lo estén pasando mal (que, obviamente también los hay en esta situación, sobre todo en las microempresas), el no poder pagar 1.080 euros a los trabajadores implica una mala planificación o querer maximizar los beneficios a costa de los salarios”.
También en datos de OCDE España sale mal parada
En concreto, en el estudio sobre pérdida de poder adquisitivo comparando el último trimestre previo al covid (octubre-diciembre de 2019). Mientras que el conjunto de los países que conforman la OCDE vieron crecer su renta en un 1,9 %, en España la pérdida de poder adquisitivo es cercana al 10 %: 7,8 %. Una pérdida que se ha concentrado en el último año y medio, desde el segundo semestre de 2021.
Tras la caída en picado de las economías en el peor trimestre del coronavirus, la renta de los españoles se había recuperado. Sin embargo, 2022 comenzó con una pérdida de casi el 5 %, que se elevó hasta el mencionado 7,8 % en otoño de 2022, los últimos datos disponibles.
España está a la cola de pérdida de renta, muy por detrás de Portugal (-4,14 %) o Reino Unido (3,94 %).
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